
La placa Wilkins, que tiene ahora casi 11.000 kilómetros cuadrados (poco más que la provincia de Huelva) es una de las diez que en los últimos años se han fracturado o desprendido la zona península Antártica, donde el aumento de la temperatura es extraordinario (2,5 grados centígrados en medio siglo). En 1995 se fracturó la placa Larsen A, y en 2002, la Larsen B. Ambos procesos fueron seguidos por los especialistas con gran interés por la información que aportan acerca de los probables efectos del calentamiento global en continente blanco. "Creemos que el calentamiento de la península Antártica tiene que ver con el cambio climático, pero las relaciones de causa efecto no están completamente claras", dice Vaughan.seguir leyendo
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